
Desde que llegué al Congreso he asumido una causa que me define: proteger el ambiente y defender la vida en todas sus formas. No lo hago por moda ni por conveniencia, sino por convicción profunda. Creo firmemente que Colombia solo tendrá futuro si cuidamos nuestros ecosistemas, respetamos a los animales y tomamos decisiones basadas en ciencia, ética y sostenibilidad.
A lo largo de estos años he impulsado debates, proyectos y acciones para enfrentar el tráfico de fauna silvestre, promover prácticas responsables en las ciudades, fortalecer la educación ambiental y abrir espacios para que las organizaciones ciudadanas sean escuchadas. He estado en foros, calles y territorios, acompañando a quienes luchan por la defensa del agua, de los bosques y de la vida animal. Cada una de estas actividades es comprobable, porque mi trabajo no se queda en discursos: se refleja en acciones, documentos públicos, propuestas y un activismo constante.
Hoy quiero invitarte a ti, a quienes creen en un país más justo y más consciente, a unirte a esta causa. Necesitamos miles de voces protegiendo lo que nos pertenece a todos: nuestra riqueza natural. El ambientalismo no es un tema de unos pocos; es una responsabilidad compartida. Sigamos construyendo, juntos, un país que respete y defienda la vida.
Aquí tienes un texto en primera persona, centrado exclusivamente en el animalismo, con tono emocional, político y con un llamado claro al activismo:
El animalismo no es para mí una bandera ocasional: es el corazón de mi vida pública. Desde antes de llegar al Congreso entendí que una sociedad solo puede llamarse justa cuando protege a quienes no tienen voz. Por eso he dedicado mi trabajo político a visibilizar el maltrato, enfrentar prácticas que perpetúan la crueldad y construir un país que entienda que la vida animal merece respeto, cuidado y dignidad.
He impulsado debates, proyectos e iniciativas que buscan transformar la relación que tenemos con los animales: desde fortalecer la lucha contra el tráfico de fauna, hasta promover políticas públicas que garanticen bienestar, responsabilidad y educación. He acompañado organizaciones, rescatistas, colectivos ciudadanos y activistas en todo el país, porque sé que esta causa solo avanza cuando caminamos juntos. Cada participación, cada denuncia y cada acción puede verificarse; mi compromiso con la defensa animal no es simbólico, es real y constante.
Hoy quiero invitarte a ti, que reconoces el valor de la vida en todas sus formas, a sumarte al activismo animalista. Te necesito, te necesitamos. Colombia no cambiará mientras la indiferencia siga siendo la regla. Hagamos que la protección animal sea una causa nacional. Defendamos juntos la vida que no puede defenderse sola.


Aquí tienes un texto en primera persona, centrado en la defensa de las libertades individuales, con tono político, ético y con un llamado directo al activismo ciudadano:
La defensa de las libertades individuales ha sido, desde el primer día, uno de los pilares de mi trabajo político. Creo profundamente que un país solo progresa cuando cada persona puede vivir sin miedo, expresarse sin censura, tomar decisiones sobre su propio cuerpo, amar sin restricciones y construir su proyecto de vida con dignidad. Para mí, la libertad no es un lujo ni un privilegio: es un derecho fundamental que el Estado debe proteger, garantizar y respetar.
He participado en debates, proyectos y acciones que buscan ampliar las garantías ciudadanas, fortalecer los derechos civiles, proteger la libertad de expresión y asegurar que nadie sea discriminado por su identidad, sus ideas o sus decisiones personales. Cada postura que he asumido ha sido pública, transparente y coherente con lo que creo: que la democracia solo es real cuando todas las personas pueden vivir plenamente su libertad.
Hoy quiero invitarte a unirte a esta causa. La defensa de las libertades individuales no es solo un tema político; es un acto de justicia colectiva. Necesitamos más voces, más ciudadanos informados, más activismo que enfrente la intolerancia y la arbitrariedad. Construyamos juntos un país donde todos podamos ser quienes somos sin miedo, sin prejuicios y sin barreras. Porque la libertad, cuando se defiende en comunidad, se vuelve invencible.
Aquí tienes un texto en primera persona, centrado en proyectos sociales, con un tono más emocional, humano e inspirador, orientado a conectar con la ciudadanía y movilizarla:
Los proyectos sociales han sido, para mí, el puente más poderoso entre la política y la vida real de la gente. Cada vez que camino un barrio, escucho a una madre cabeza de hogar, acompaño a un joven que busca oportunidades o veo a una comunidad organizarse para salir adelante, recuerdo por qué estoy en el servicio público: porque nada es más transformador que trabajar por el bienestar humano.
He impulsado y acompañado iniciativas que buscan abrir puertas donde antes había muros: acceso a educación, programas de empleo juvenil, acciones para reducir desigualdades y espacios que fortalecen el tejido comunitario. He visto cómo un pequeño proyecto puede cambiar la historia de una familia, cómo un programa bien diseñado puede convertirse en esperanza para toda una comunidad. Y cada una de esas experiencias me reafirma que la política solo sirve cuando toca la vida de las personas.
Hoy quiero invitarte a ser parte activa de esta misión. Los cambios sociales no se logran solos ni desde los escritorios: se construyen en equipo, con manos, con corazón y con comunidad. Te necesito en esta causa. Te invito a sumar tu voz, tu tiempo o tu experiencia para que, juntos, sigamos creando oportunidades reales y un país donde cada persona pueda vivir con dignidad y esperanza.


Desde mi interior más profundo he descubierto que la política sin alma se convierte en rutina; y por eso he elegido caminar mi labor pública desde la espiritualidad. He dedicado más de diez años como voluntario en la Fundación Internacional El Arte de Vivir y he practicado la meditación, respiración consciente yóga con el convencimiento de que la transformación social empieza por la transformación interior.
El 21 de junio de 2025, propicié en el Congreso de la República una jornada masiva de yóga y meditación, convocando al maestro mundial Gurudev Sri Sri Ravi Shankar para que compartiera su visión sobre paz, compasión y conciencia colectiva. Esta experiencia me reafirmó que la crisis ambiental, la desigualdad y el sufrimiento solo pueden enfrentarse cuando despertamos en cada persona la capacidad de asombro, de silencio, de unión con lo esencial.
Creo en un país donde la espiritualidad no sea asunto aislado, sino músculo social activo: donde el cuidado del otro, del animal, del planeta, de los vulnerables, emane de nuestra conexión con el propósito de vida. Es por ello que invito a toda persona —de cualquier credo, de ninguna creencia— a sumarse al activismo desde la raíz: a meditar, a respirar, a reconectar… y luego a alzar la voz, a legislar, a movilizarse con el corazón. Porque sólo cuando la política y la conciencia caminan juntas, lograremos construir una Colombia que no solo cambie leyes, sino que se transforme por dentro.
Juan Carlos Losada
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